No se porque hoy me levanté eufórico, raramente con mas gloria que pena. Quien siga asiduamente la historia de mi día a día, conoce de sobra que esto casi nunca es así, ya que el pequeño oasis de mi consciencia racional esta permanentemente sumido en una espiral de decadencia existencial. En fin ese no es el tema.
Las 7.00 de la mañana y el reloj sonando. Pocas horas de sueño y las incertidumbres de un examen por delante. Trajín mañanero: duchate, vistete, café, carretera y... escuadra y cartabón. A la llegada al campus, se escucha la V sinfonía de Bethoveen, se ven caras largas de sueño y desesperación y gente que aprovecha hasta el último segundo en estudiar otra vez algún apartado del temario. Esa mezcla de desesperación, ansiedad y cansancio mezclada con la imagen de la gente andando monodireccionalmente hacía las puertas de la facultad, hacen que se me plasme en el cerebro la imagen de toda la extensión de Auchtwitz II con los grupos de judíos entrando en lo que parece un bunker, llamados por la música e incitados por los rifles nazis. De repente todo el mundo está desnudo, famélico, enfermo, e ignora lo que se avecina. Creyendo que van a las duchas, todos entran se cierra la puerta y...
Pero no todos están desnudos y desesperados. Yo aguardo sentado dentro del edificio. Desde mi posición veo a la gente atravesar en patio entero, sin que ellos puedan verme hasta atravesar la puerta. Automáticamente paso de ser un judio ignorantemente agonizante de los años 40, a ser Abu Abd' Allah sentado en su trono del palacio de los arrayanes, sumido en la penumbra. Arriba los 7 cielos, por donde entra la poca luz natural, en el frente el patio de los arrayanes con el reflejo de su propio palacio en la alberca central, rodeado por elsuelo de marmol blanco de sierra elvira, esperando algún emisario, o simplemente contemplando las idas y venidas de palacio. Desde mi real posición abro un libro.
Transportado al Siglo XIX bajo la vista de Le Petit Cabrón inicio en formación y al ritmo de ataque de los tambores el avance de frente hacia la línea de artillería enemiga. Todos ordenados, 15000 exiliados españoles llevados a las puertas de Moscú por la fuerza. La 326 de infanteria ligera nos llaman. El flanco por el que avanzamos esta hecho una birria 6 horas de batalla para tomar la cima de la colina y la artilleria rusa sigue haciendo cisco todos los intentos vanales de las compañías por tomar la posición de los cañones. Los rusos animados por el vodka siguen a lo suyo. "Ivanofsky otra vez vienen los gabachovsky, dale matarile al cañón, que estoy que me salgo". Y yo al frente de mi compañía, que sigo frente viento, marea y metralla granadera, que dicho sea de paso, acojona y hace mucho más daño que cualquier vendaval. Bombazo al flanco izquierdo del pelotón. bom zaca bom. Y a tomar por culo al menos 20 hombres de un tirón. Ordeno seguir con paso firme de ataque, solo 50 metros nos separan de la línea de artillería de los Ivanes. Yo que pienso, "joputas que somos españoles y venimos a rendirnos", pero claro tengo la mirada de todo el estado mayor del enano cabrón y solo falta que se joda el asunto para que nos fusilen por sorteo (2 no 1 sí) sin consejo de guerra ni hostias. Otra vez boom zaca boom. Solo 20 metros y mi lugarteniente preparado para arrancar la bandera del aguila imperial francesa por unos calzoncillos blancos en señal de rendición. Diez metros ya escuchavamos a los ruskis gritando y cantando. "¡Pelaez adelante, cabie la bandera!" No había acabado de decir la última palabra cuando, un inesperado de ataque de corneta, aparece por nuestros 2 flancos. Caballería francesa que viene en nuestro apoyo, como si quisieramos atacar de verdad !!!!! A esto que mientras los 12000 que quedaban en pie, escupian a los gabachos y les hacían cortes de manga, Pelaez me mira preocupao sin estandarte con los gallumbos en la mano. ¡Pelaez ponga otra vez el aguila, CARGADDDDD !!! Bayoneta en mano, sable desenvainado, y el pelotón que se mira decepcionado. Superamos las líneas de artilleria veo a Ivanovsky, levanto el sable, y... y...
Llega un compañero preguntando por la resistencia mecánica de calculo del hormigón pretensado. Cagoensustampa. Miro la hora 5 minutos para el examen, a las puertas del matadero. "Alvarez Quintero, Hermanos" "Presente" "Sientese ahí" "Aranda Ruiz, Julio" "Presente" "Sientese acá" "Aranda Soto, Rogelio" "Aquíhtartio, a los guenos días" "Anda ponte delante". Otra vez visión privilegiada, panorámica de todo el que entra. Uno a uno examino las caras de nerivos, de desesperación y de ansiedad. Y es que esto de los examenes es otra historia. Repartición bendita, descubro el examen y, buah. Nos la ha colado doblada el joputa este. Al pastel 20 preguntas tipo test, con solo 5 fallos permitidos, en 30 minutos. ¿Dónde estan los detalles? ¿los dibujos? ¿las 8 o 9 horas de examen? mierda. En fin, acaba la pantomima esta y lejos de querer hablar del examen, me largo buscando algo de paz.
Recorro las calles y me siento en la plaza de bibarrambla en la terraza del Gran Café Bib-a-Rambla. "Café con leche por favor". Dándole el primer sorbo, recorro la plaza y veo el emplazamiento de la puerta de las orejas, donde colgaban los miembros amputados de los ladrones. La factoría escribana, del Siglo XIV donde se reproducían los libros para el reino, y donde ahora se emplaza la fuente de neptuno del siglo XVII en el centro veo los restos de la hoguera, hoguera con cenizas de tantos libros musulmanes, científicos, pensadores, literatos, matemáticos, médicos, religiosos, a la mierda. Miles y miles de libros y esfuerzo a la puta mierda. En ese momento la sensación de paz que me invadía se va. Recuerdo a Nietzsche, a su anticristo, a su condena a la inquisición, la inqusición quematoría. Me revuelvo en mi silla y le pego otro sorbo al café y me vuelvo a preguntar los motivos de estos curas medievales a destruir nuestro legado, a destruir nuestra inteligencia. ¿Realmente su fe debía dar pie a aquello?
Otra vez dió respuesta Nietzsche, y su pasaje "la guerra. que, entre otras cosas, es una gran perturbadora de la paz de la ciencia! ¡Oh cosa increíble! No obstante la guerra, la ciencia, la emancipación del poder del sacerdote, aumentan. Y una última decisión se presenta al viejo Dios: El hombre se ha vuelto sabio: no se le puede utilizar, hay que ahogarlo." volvió a tener sentido. Vuelvo a comprenderlo, vuelvo a identificarme con él, y me imagino en la misma mesa en la misa silla con el mismo café pero con él delante. Mirándole el bigote enmimismado, parapléjico a la vez que acongojado (gran frase esa Mari Carmen) tartamudeando "pe pe pe pero ¿que coño haces tu aquí?, mientras le da otro chupetón a la pipa y me dice: "¿Eso es lo quese te ocurre, me tienes aquí delante y me preguntas que qué hago?". Tenía tantas preguntas que hacerle que no sabía por donde empezar. Preguntas por su enfermedad, por su vida, por sus teorías, por Zarathustra y por su mono, por todo lo que me pasará en el futuro, por la birria esta de mundo, hasta por Conchita Velasco si hace falta.
Pero claro no deja de ser mi imaginación que vuelve a levantar vuelo. Se hace tarde pido permiso a la torre de control para aterrizar, pago y me largo. Por la tarde, en casa del cualquier amigo, una pequeña chispa de azar, hace que se detone la bomba de relojería de la conversación. Todo aquello que le pregunté a Nietzsche, lo comentamos, lo debatimos, lo aprendemos, lo juzgamos, lo asimilamos y nos hace más felices.
Al llegar a casa, hecho la vista atrás y miro como un café en bibarrambla, una visita a la Alhambra, un libro, hasta un examen y sobre todo la CULTURA con mayúsulas, junto con las personas adecuadas, son lo que de verdad hacen que esta piltrafa de mundo un lugar habitable y hasta agradable, donde de vez en cuando poder creer que eres feliz. Todo esto es mi Patría, y como si fuera mi casilla de peon, en ella vivo, para ella lucho y por ella muero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario